La Historia de los pueblos la forjan sus hombres y mujeres en cada momento. No existe nadie que haya sido predestinado de antemano para un fin específico. Es la propia vida la que va modificando, poco a poco, la trayectoria personal de cada ser humano, influenciada e incluso mediatizada, por las circunstancias del momento. La vida, entendida como un drama teatral, asigna los papeles del reparto a cada persona y la interpretación que hace el personaje es libre en la medida en que las influencias externas se lo permiten. Muchos hombres y mujeres se vieron abocados a vivir situaciones para las que no estaban preparados y en muchas ocasiones se vieron desbordados e incluso superados por el entorno envolvente.
El juicio de la Historia no es otro que el juicio que cada generación hace a sus antepasados o a sus propios contemporáneos en función del mismo principio circunstancial que a ellos, personalmente, les mueve y condiciona. Por eso tenemos que asumir los acontecimientos históricos en toda su integridad sin que ningún juicio de valor nos ciegue o nos aparte del principio de aceptar en su totalidad lo acontecido y obtener del pasado la mejor lección para el futuro.
Las personas que mencionamos aquí, muchas de las cuales ya pasaron de esta presente vida, tuvieron su parte de influencia en el devenir histórico de nuestro pueblo; quizá algunos de ellos fueran enemigos entre sí. Hoy, reconciliados en el recuerdo, superadas todas las diferencias, ofrecemos de ellos su semblanza personal e intentaremos hacerlo con la máxima veracidad y respeto, sin otro ánimo que el de conseguir que su recuerdo no muera para siempre.
Sacristán y Notario Eclesiástico (1862-1949)
Sacristán y Notario eclesiástico de nuestra iglesia a la que estuvo vinculado desde el año 1880, con 18 años. Hombre erudito y documentalista, dejó multitud de datos adicionales de gran valor histórico en sus escritos; firmó como testigo infinidad de partidas de bautismo y defunción. En los libros de familia, solía anotar incluso la hora exacta del nacimiento o muerte de cualquier miembro con una caligrafía muy estilizada y comprensible. Hombre muy popular y respetado en el pueblo, todos acudían a él ante cualquier asunto relacionado con la administración o donde se necesitase la opinión y consejo de un experto, pues de sobra era conocida su erudición. Cuando se remodeló nuestra Iglesia parroquial (1897-1899) él fue administrador y auxiliar de la parroquia, llevando las cuentas, notas, facturas, listas de donantes y todo lo relacionado con esta magna obra que duró dos años y que supuso un considerable esfuerzo económico para el pueblo. Víctor Zenón Castillo, el tío Zenón como cariñosamente le llamaban los rayeros, falleció a la edad de 66 años, en 1946.
JOSÉ LÓPEZ |
(1892-1960)
Hombre amante del pueblo y sus tradiciones y especialmente de las fiestas patronales de agosto por las que sentía verdadera pasión. Se identificó tanto con ellas y trabajó con tal ahínco por su celebración, que se hizo famosa una frase popular que decía: “…el día que muera Pepe Ros, se acaban las fiestas…”. A él se le debe una de las más brillantes innovaciones introducidas en las fiestas de agosto: la Coronación de la Patrona. A principios de la década de los años 40, en plena post-guerra, y durante una visita a la representación del Misteri de Elche, quedó impresionado de aquel magnífico acto e ideó uno similar para la Coronación de nuestra Patrona, que tras algún periodo de prueba, se materializó en la construcción de un Templete de madera para llevar a cabo la coronación de la Virgen que conocemos hoy, por lo que cabe asegurar en justicia que Pepe Ros fue el auténtico artífice de esta actual Coronación que es el festejo más importante de todos y el que da sentido a nuestras fiestas de agosto.
JUAN DE DIOS IBÁÑEZ |
Primer alcalde de la post-guerra (1906-1964)
Nació en La Raya de Santiago, el 8 de marzo de 1906. Hombre de profundas convicciones religiosas, al estallar la guerra civil fue detenido y encarcelado durante todo el tiempo que duró la contienda; estuvo en la cárcel de Orihuela y posteriormente fue trasladado a otra prisión en Valencia, donde sufrió muchas penalidades.
Al acabar la guerra regresó al pueblo y por aclamación del vecindario fue propuesto y nombrado Alcalde y Hermano Mayor de las Fiestas, cargos que desempeñó durante quince largos años. Hombre honrado y de talante bondadoso, no tuvo reparos en ayudar a quienes habían estado junto al bando republicano, dando así un ejemplo personal de tolerancia y reconciliación en unos tiempos en que las enemistades por causas políticas aún eran evidentes. Contrajo matrimonio y tuvo cinco hijos. Falleció inesperadamente a los 58 años el 25 de marzo de 1964, festividad de la Encarnación, Patrona del pueblo.
Juan Antonio Manzano Nicolás (1909-2001)
Primer alcalde de la democrácia
Juan A. Manzano es rayero de nacimiento, como así lo fueron sus ascendientes paternos por varias generaciones. Tras el advenimiento de la II República, en 1931, se afilió al Partido Socialista y a raíz de la victoria de la izquierda en los comicios de febrero del 36 fue alcalde-pedáneo, cargo que ostentaba cuando estalló la guerra civil el 18 de julio de ese mismo año.
Movilizado, como muchos jóvenes en aquellos dramáticos momentos, ingresó en las fuerzas de seguridad del Estado, en el Cuerpo de la Guardia de Asalto, donde permaneció casi toda la guerra. Al final de la misma sufrió prisión, como muchos otros rayeros, que habían servido en el bando republicano.
Tras las primeras elecciones municipales, que ganó la izquierda en coalición (PSOE-IU) para esta nueva etapa democrática, desempeñó el cargo de alcalde-pedáneo de 1979 a 1981 por el Partido Socialista, siendo sustituido por Jesús López, también del mismo partido en aquellos años.
Durante su mandato Juan Antonio Manzano dio muestras de ser una persona que, como muchas otras, habían superado los viejos fantasmas del pasado. Eran los años de la llamada Transición, años de consenso político y concordia y todos supieron estar a la altura de las circunstancias para enterrar definitivamente el fantasma de la guerra civil. Colaboró con el incipiente Centro de Estudios Rayeros en la recuperación de datos muy valiosos desde el punto de vista histórico y gracias a su testimonio se pudieron obtener informaciones muy interesantes sobre ese importante período de nuestra Historia más reciente.
Durante su mandato se sentaron las bases de un desarrollo local que poco a poco irían modificando las infraestructuras del pueblo, tan secularmente abandonados por la administración municipal.
José Antonio García Navarro (1912-1997)
Maestro Nacional
Nació en Cartagena en el año 1912, aunque una gran parte de su vida transcurrió en nuestro pueblo, a donde llegó para ejercer su docencia, en 1955.
Don José, como todo el mundo le conocía popularmente, no solo fue maestro de varias generaciones de rayeros, sino que se integró tan plenamente en la vida del pueblo que era, sencillamente, un rayero más. Como Maestro Nacional, impartió clases en el Colegio de Niños nº 2 y en los últimos años de su actividad docente, llegó a ser Director de las Escuelas Graduadas Mixtas "Ntra. Sra. de la Encarnación", cargo que ocupó hasta el momento de su jubilación.
Hombre polifacético y de gran cultura, preparó a muchos alumnos de Bachillerato durante algunos años en el Colegio San Ignacio de Loyola de Murcia.
En su etapa rayera no solo ejerció magistralmente sus dotes para la enseñanza, sino que, además, participó activamente en el desarrollo y promoción de muchos actos culturales que sin su colaboración hubiera sido muy difícil realizar. En 1956 creó una emisora de radio, a base de altavoces, que emitía sus programas durante las fiestas, dándoles una brillantez y animación hasta entonces desconocida. Pero quizá lo más meritorio de su obra sea la labor de los rayeros que hoy practican las Humanidades y mantienen vivas las actividades culturales y artísticas en el pueblo: la gran mayoría fueron alumnos suyos.
Propuesto para el galardón "Rayero de Honor", en el año 1997, falleció unos meses antes de celebrarse este evento y aunque las normas establecían que solo se entregaría a personas vivas, todas las entidades organizadoras del acto acordaron que era necesario y justo hacer una excepción y se lo concedieron a título póstumo; lo recogió en su nombre y memoria su hija, Mercedes García, durante el Acto de Exaltación Rayera, celebrado en la Plaza Mayor. Esa noche hubo muchas gargantas que se anudaron por la emoción.
Fue el único galardón que se ha entregado a una persona fallecida. No hacerlo hubiera sido una mancha imborrable en el honor de todo el pueblo de La Raya de Santiago.
Antonio Ortíz Cascales 1913-2007)
Presidente del Centro de Mayores
Antonio Ortiz fue siempre un hombre que gozó del respeto y cariño de sus vecinos por sus cualidades humanas. Perteneció al Cuerpo Técnico de la Administración de Correos y desde su cargo de responsabilidad consiguió que muchos jóvenes rayeros lograran un puesto de trabajo en este organismo estatal. Ya jubilado se hizo cargo de la presidencia del Centro Social de Mayores, dándole nuevos impulsos y consiguiendo tras muchas gestiones ante organismos oficiales el primer local social propio que tuvo el Centro, en la calle Floridablanca, siendo inaugurado en marzo de 1995. Ese mismo año, durante los actos del 450º Aniversario de la Fundación del pueblo, celebrado el 25 de julio, recibió el galardón RAYERO DE HONOR junto a otros destacados miembros de nuestra comunidad vecinal.
A partir de ahí desarrolló un amplio programa de actividades socio-culturales, consiguiendo un espectacular aumento del número de asociados y situando al Centro de Mayores como una de las asociaciones más importantes de La Raya de Santiago. Colaborador entusiasta del Centro de Estudios Rayeros y del Archivo Histórico, cedió un volumen notable de imágenes, escritos y testimonios de mucho valor histórico que hoy forman parte de nuestros fondos documentales y gracias a los cuales las futuras generaciones de rayeros podrán conocer aspectos interesantes de nuestra Historia local. Unos días antes de su muerte, sobrevenida de forma inesperada, había concertado una entrevista con el Director del C.E.R. para la entrega de nuevos documentos, que gentilmente sus familiares más directos, en memoria suya, nos hicieron llegar como una muestra más del cariño que sentía por el pueblo que le vio nacer y al que tantas horas de su larga vida dedicó.
JUAN ANTONIO MANZANO |
Primer alcalde de la democrácia
Juan A. Manzano es rayero de nacimiento, como así lo fueron sus ascendientes paternos por varias generaciones. Tras el advenimiento de la II República, en 1931, se afilió al Partido Socialista y a raíz de la victoria de la izquierda en los comicios de febrero del 36 fue alcalde-pedáneo, cargo que ostentaba cuando estalló la guerra civil el 18 de julio de ese mismo año.
Movilizado, como muchos jóvenes en aquellos dramáticos momentos, ingresó en las fuerzas de seguridad del Estado, en el Cuerpo de la Guardia de Asalto, donde permaneció casi toda la guerra. Al final de la misma sufrió prisión, como muchos otros rayeros, que habían servido en el bando republicano.
Tras las primeras elecciones municipales, que ganó la izquierda en coalición (PSOE-IU) para esta nueva etapa democrática, desempeñó el cargo de alcalde-pedáneo de 1979 a 1981 por el Partido Socialista, siendo sustituido por Jesús López, también del mismo partido en aquellos años.
Durante su mandato Juan Antonio Manzano dio muestras de ser una persona que, como muchas otras, habían superado los viejos fantasmas del pasado. Eran los años de la llamada Transición, años de consenso político y concordia y todos supieron estar a la altura de las circunstancias para enterrar definitivamente el fantasma de la guerra civil. Colaboró con el incipiente Centro de Estudios Rayeros en la recuperación de datos muy valiosos desde el punto de vista histórico y gracias a su testimonio se pudieron obtener informaciones muy interesantes sobre ese importante período de nuestra Historia más reciente.
Durante su mandato se sentaron las bases de un desarrollo local que poco a poco irían modificando las infraestructuras del pueblo, tan secularmente abandonados por la administración municipal.
JOSÉ ANTONIO GARCÍA |
Maestro Nacional
Nació en Cartagena en el año 1912, aunque una gran parte de su vida transcurrió en nuestro pueblo, a donde llegó para ejercer su docencia, en 1955.
Don José, como todo el mundo le conocía popularmente, no solo fue maestro de varias generaciones de rayeros, sino que se integró tan plenamente en la vida del pueblo que era, sencillamente, un rayero más. Como Maestro Nacional, impartió clases en el Colegio de Niños nº 2 y en los últimos años de su actividad docente, llegó a ser Director de las Escuelas Graduadas Mixtas "Ntra. Sra. de la Encarnación", cargo que ocupó hasta el momento de su jubilación.
Hombre polifacético y de gran cultura, preparó a muchos alumnos de Bachillerato durante algunos años en el Colegio San Ignacio de Loyola de Murcia.
En su etapa rayera no solo ejerció magistralmente sus dotes para la enseñanza, sino que, además, participó activamente en el desarrollo y promoción de muchos actos culturales que sin su colaboración hubiera sido muy difícil realizar. En 1956 creó una emisora de radio, a base de altavoces, que emitía sus programas durante las fiestas, dándoles una brillantez y animación hasta entonces desconocida. Pero quizá lo más meritorio de su obra sea la labor de los rayeros que hoy practican las Humanidades y mantienen vivas las actividades culturales y artísticas en el pueblo: la gran mayoría fueron alumnos suyos.
Propuesto para el galardón "Rayero de Honor", en el año 1997, falleció unos meses antes de celebrarse este evento y aunque las normas establecían que solo se entregaría a personas vivas, todas las entidades organizadoras del acto acordaron que era necesario y justo hacer una excepción y se lo concedieron a título póstumo; lo recogió en su nombre y memoria su hija, Mercedes García, durante el Acto de Exaltación Rayera, celebrado en la Plaza Mayor. Esa noche hubo muchas gargantas que se anudaron por la emoción.
Fue el único galardón que se ha entregado a una persona fallecida. No hacerlo hubiera sido una mancha imborrable en el honor de todo el pueblo de La Raya de Santiago.
Antonio Ortíz Cascales 1913-2007)
Presidente del Centro de Mayores
Antonio Ortiz fue siempre un hombre que gozó del respeto y cariño de sus vecinos por sus cualidades humanas. Perteneció al Cuerpo Técnico de la Administración de Correos y desde su cargo de responsabilidad consiguió que muchos jóvenes rayeros lograran un puesto de trabajo en este organismo estatal. Ya jubilado se hizo cargo de la presidencia del Centro Social de Mayores, dándole nuevos impulsos y consiguiendo tras muchas gestiones ante organismos oficiales el primer local social propio que tuvo el Centro, en la calle Floridablanca, siendo inaugurado en marzo de 1995. Ese mismo año, durante los actos del 450º Aniversario de la Fundación del pueblo, celebrado el 25 de julio, recibió el galardón RAYERO DE HONOR junto a otros destacados miembros de nuestra comunidad vecinal.
A partir de ahí desarrolló un amplio programa de actividades socio-culturales, consiguiendo un espectacular aumento del número de asociados y situando al Centro de Mayores como una de las asociaciones más importantes de La Raya de Santiago. Colaborador entusiasta del Centro de Estudios Rayeros y del Archivo Histórico, cedió un volumen notable de imágenes, escritos y testimonios de mucho valor histórico que hoy forman parte de nuestros fondos documentales y gracias a los cuales las futuras generaciones de rayeros podrán conocer aspectos interesantes de nuestra Historia local. Unos días antes de su muerte, sobrevenida de forma inesperada, había concertado una entrevista con el Director del C.E.R. para la entrega de nuevos documentos, que gentilmente sus familiares más directos, en memoria suya, nos hicieron llegar como una muestra más del cariño que sentía por el pueblo que le vio nacer y al que tantas horas de su larga vida dedicó.